Un cartucho de tinta convencional tiene hasta 500 boquillas de un grosor cada una de ellas de aproximadamente un tercio de un pelo, desde donde salen hasta 30 millones de gotas por segundo a una velocidad de 50 kilómetros por hora.
La tecnología de un cartucho de tinta es tan sofisticada y tan compleja, con tantas boquillas por donde sale la tinta y de un tamaño tan diminuto, que es muy fácil que se obstruyan si se rellena el producto repetidas veces.
Ese tipo de prácticas produce fallos en el 40 % de los casos, según distintos estudios, tanto de funcionamiento de la impresora como de la calidad de su impresión, que muchas veces obliga a repetir los procesos, y con ello, consumir más energía y papel.
Otra falsa creencia muy extendida, es considerar que en todas las ocasiones es mucho más respetuoso para el medio ambiente leer un documento en la pantalla del ordenador que imprimirlo para su lectura en papel.
Muchos correos electrónicos son acompañados de una coletilla final en la que es habitual leer “no me imprimas por respeto al medioambiente”, aunque se ha reprochado que esos mensajes no tengan en consideración el gasto energético que tiene la lectura de páginas y más páginas en la pantalla de un ordenador, cuyo coste medioambiental es muchas veces superior.
Plástico reciclado
Frente a problemas como los mencionados anteriormente, se ha propuesto que los cartuchos incluyan un tanto por ciento elevado de plástico reciclado, y que sean desarrollados dentro de un programa que reduzca el coste energético de su fabricación.
Los europeos tienen una visión bastante desatinada de los consumibles de impresoras láser, según una encuesta en once países del Viejo Continente y de la zona EMEA, incluida España.
1. La calidad de impresión se reduce a medida que el tóner se consume. Aunque con algunos dispositivos láser esta máxima puede cumplirse, obligando a extraer el tóner y agitarlo manualmente para mejorar la calidad del trabajo final, los expertos han ido desarrollando sistemas libres de sacudidas que asegurarían una calidad óptima de principio a fin.
2. Cambiar de cartucho cuando salta el mensaje “tóner bajo” es un desperdicio de dinero y de tóner. Ésta sería otra afirmación que no se puede tomar al pie de la letra, ya que la tecnología ha mejorado durante los últimos años controlando que no haya pérdidas y mostrando el número estimado de páginas que se pueden imprimir con el tóner restante.
3. Estos mensajes de “tóner bajo” son estándar y, por lo tanto, no se preocupan de ciertas necesidades de impresión particulares como pueden ser la extensión del proyecto a copiar o el promedio de páginas que se suelen imprimir. Ya hay máquinas que analizan los hábitos de sus usuarios y, en base a la información recogida, se adaptan a las circunstancias y son más efectivas.
4. Cuanto más caro sea el tóner, mayor será también el coste por página. Este último factor sería resultado directo del precio de venta del cartucho que, a su vez, está asociado con la capacidad de impresión de un determinado número de páginas. O, en otras palabras, “cuanto mayor sea el precio del cartucho para un tipo de impresora específico, mayor capacidad de impresión tendrá y menor será el coste total por página”.
5. Es imposible calcular el número de páginas que se pueden imprimir con un cartucho. Además de generar alertas de “tóner bajo”, como se venía haciendo tradicionalmente, algunas impresoras vienen equipadas con un marcador de cuenta atrás capaz de indicar de forma precisa cuántos folios se pueden imprimir con la cantidad de consumible que queda en su interior.
Mientras que algunos de estos falsos mitos han podido ser una realidad en el pasado, la tecnología continúa evolucionando. El coste por página es cada vez menor, mientras que el rendimiento, la fiabilidad y la sostenibilidad de los productos está aumentando constantemente.