Un cartucho de tinta convencional tiene hasta 500 boquillas de un grosor cada una de ellas de aproximadamente un tercio de un pelo, desde donde salen hasta 30 millones de gotas por segundo a una velocidad de 50 kilómetros por hora.
La tecnología de un cartucho de tinta es tan sofisticada y tan compleja, con tantas boquillas por donde sale la tinta y de un tamaño tan diminuto, que es muy fácil que se obstruyan si se rellena el producto repetidas veces.
Ese tipo de prácticas produce fallos en el 40 % de los casos, según distintos estudios, tanto de funcionamiento de la impresora como de la calidad de su impresión, que muchas veces obliga a repetir los procesos, y con ello, consumir más energía y papel.
Otra falsa creencia muy extendida, es considerar que en todas las ocasiones es mucho más respetuoso para el medio ambiente leer un documento en la pantalla del ordenador que imprimirlo para su lectura en papel.
Muchos correos electrónicos son acompañados de una coletilla final en la que es habitual leer “no me imprimas por respeto al medioambiente”, aunque se ha reprochado que esos mensajes no tengan en consideración el gasto energético que tiene la lectura de páginas y más páginas en la pantalla de un ordenador, cuyo coste medioambiental es muchas veces superior.
Plástico reciclado
Frente a problemas como los mencionados anteriormente, se ha propuesto que los cartuchos incluyan un tanto por ciento elevado de plástico reciclado, y que sean desarrollados dentro de un programa que reduzca el coste energético de su fabricación.